Toda mi vida defendí la libertad, poder hacer lo que te nace de los ovarios y jamás arrepentirte de nada, porque nadie te quita lo vivido, decía yo.
Critiqué a los que nunca eligen nada, los que no son capaz de pensar en ideas, de tener un punto de vista sobre algo, de jugarse por algo, pero es verdad también que elegir de todo no es realmente una elección, es simplemente quitarse el peso de elegir, eso también es de cobardes.
De pronto tienes una idea, un sueño, una obsesión, de que algo suceda, y de pronto, realmente de la nada, súbitamente, sucede......
Entonces todo lo que yo decía se fue al carajo, como haces cuando el miedo domina tu libertad, ya no importa que dije, que defendí, ni siquiera que quiero, porque el miedo, mis ganas de quedarme segura en dónde estoy, superan a mis sueños. me superan.
Como se hace cuando uno tiene tanto miedo y no basta con decirte ¿qué es lo peor que podría pasar si ...? porque sabes que es lo que podría pasar, es más, sabes que es lo que va a pasar. Uno no puede romper si patrón. Dices que no te importa nada, pero si te importa, siempre importa.
Hegel dice que el hombre es un ser contradictorio, que es algo que hay que saberlo, amarlo y vivir con ello. Yo hoy día detesto mi contradicción, detesto no poder ser libre, no poder relajarme, vivir y disfrutar. Detesto mi debilidad humana. Pero hace tiempo que no me sentía así y a pesar de todo lo que detesto, siento tanto, tanto en este momento que amo mi contradicción, la amo tanto que duele.